Lego: la cuarta generación toma el mando

Foto: Thomas Kirk Kristiansen. Fuente: Web de Lego
Foto: Thomas Kirk Kristiansen. Fuente: Web de Lego

Kjeld Kirk Kristiansen ha anunciado que su hijo Thomas, de 37 años, lo sucederá como vicepresidente de Lego. Thomas es el bisnieto del fundador de esta empresa familiar danesa fundada en 1932, que actualmente comercializa sus productos en más de 140 países. Este nombramiento es el último paso de un proceso de sucesión que se inició en 2004.

Thomas se ve a sí mismo como un embajador y defensor de la conocida marca de juguetes, señala The Wall Street Journal, y también sustituirá a su padre como presidente de la Fundación Lego, propietaria del 25% de la empresa. Su padre seguirá siendo presidente de Kirkbi, el holding familiar que posee el otro 75% de Lego.

«Mi padre siempre decía que somos más que un fabricante de juguetes», explica Thomas Kirk Kristiansen en declaraciones a The Wall Street Journal.  La empresa tiene un firme compromiso con el desarrollo infantil, que consiste en inspirar y desarrollar las capacidades de los niños mediante el juego y el aprendizaje creativo, como explican en su página web. Parte de esta labor se realiza a través de la Fundación Lego, que promueve activamente el aprendizaje a través del juego. «No es un esfuerzo puramente filantrópico, es un valor en el que creemos», en palabras de Kjeld Kirk Kristiansen.

Preocupados por preservar los valores, la familia ha puesto en marcha una iniciativa para elegir al «accionista/ propietario más activo» de cada generación, que es el encargado de supervisar las relaciones entre la familia, la empresa y la fundación. Actualmente hay seis miembros: la hija de Thomas y sus cinco primas.

El nuevo vicepresidente de Lego no tenía previsto incorporarse al negocio familiar y pensó en buscar otras oportunidades profesionales, pero cuando a principios del 2000 la empresa sufrió un par de años de pérdidas, decidió implicarse activamente. Aunque Lego recibió la oferta de compra de una firma de capital riesgo, la rechazó y apostó por ampliar su gama de productos y asociarse con otras empresas como Walt Disney o Warner Bros. Fruto de esta colaboración, en 2014 se estrenó «The Lego Movie».

COMENTARIO DE LA CÁTEDRA

El ejemplo de Lego es una clara muestra de cómo la labor filantrópica en las empresas familiares puede llegar a actuar como un fuerte vínculo y como vehículo de compromiso para apoyar la continuidad del proyecto empresarial que se quiere transmitir, y facilita que éste sea compartido generación tras generación.

En este caso, Kjeld Kirk Kristiansen ha sabido transmitir a Thomas Kirk Kristiansen, hijo y futuro sucesor, la razón de ser de la empresa familiar a través de las labores de la Fundación Lego: “Mi padre siempre decía que somos más que un fabricante de juguetes, la empresa tiene un firme compromiso con el desarrollo infantil, que consiste en inspirar y desarrollar las capacidades de los niños mediante el juego y el aprendizaje creativo.”

Y es que el patrimonio económico puede no ser razón suficiente para mantener la unidad y contribuir a la felicidad de la familia empresaria. En este sentido, un proyecto filantrópico como el de Lego puede llegar a unir a la familia y a transmitir los valores familiares de generación en generación, porque dota al patrimonio familiar de un propósito que ayuda a todos a mejorar como personas. Esta utilización conjuntamente decidida, tanto de recursos económicos como del propio tiempo dedicado voluntariamente a los demás, puede llegar a ser una poderosa fuente de felicidad y armonía familiar.

Asimismo, una iniciativa interesante que nos plantea el caso de Lego, es la de elegir un “accionista activo” encargado de fomentar y nutrir las buenas relaciones entre la familia, la empresa y la fundación. Este puede llegar a ser un rol crítico, ya que cuanto más fuerte es la unión del grupo de accionistas, mayor es la confianza, la unión y el orgullo de los propietarios. Esta unión se traduce en confianza y agilidad en el proceso de toma de decisiones como equipo, y es que contar con un equipo de accionistas responsables y comprometidos con el proyecto familiar es, sin duda, una fuerte ventaja competitiva que ayuda a las empresas familiares a prepararse para los cambios importantes como es un proceso de sucesión.

FUENTE: The Wall Street Journal (27 de abril de 2016)