¿Qué se entiende por “accionista comprometido”? Es aquél que se siente comprometido con el negocio familiar, cuya vinculación con la empresa va más allá de poseer unas acciones y no se centra solo en una relación puramente económica. En la empresa familiar, el rol de accionista comprometido lleva aparejado una responsabilidad histórica, institucional, social y familiar.

Como miembro de la familia y accionista, el accionista comprometido ha de ser consciente de que cada generación ha de aportar valor y ser capaz de incrementar el legado recibido, y no limitarse a ser meros receptores pasivos de un legado. Por otra parte, un accionista comprometido ha de aceptar la forma institucional de la familia y trata siempre de mejorarla.

Todas las empresas tienen un compromiso con el entorno en el que operan, y este compromiso es aún mayor en las empresas familiares. La dimensión familiar del accionista hace referencia al tipo de propiedad. Al tratarse de un proyecto empresarial compartido por una familia, el sistema empresarial y el familiar se relacionan de una forma que no se da en el resto de empresas.

Además de tener un vínculo emocional con la propiedad, los accionistas comprometidos deben ser «guardianes» del negocio; han de interiorizar el proyecto familiar; deben tener un fuerte sentido de pertenencia a la familia propietaria y, por extensión, a la empresa familiar; han de tener una actitud proactiva y han de prepararse para poder aportar y mejorar el proyecto empresarial.

¿Cómo consiguen las empresas familiares forjar y mantener el perfil de accionista comprometido? Para lograr el compromiso de los accionistas es necesario crear orgullo de pertenencia a la empresa familiar y fomentar la unidad entre los propietarios del negocio. Es necesario también abordar por separado los retos y preocupaciones específicas de la familia, la empresa y los propios accionistas.